Despedimos la temporada de Escorpio que nos ha metido la pata en el barro y nos ha hecho movilizarnos por las profundidades de nuestra psiquis. Como siempre nos enfrentamos a los miedos más intensos de nuestro propio ser y provocando las crisis que nos quiebran a la mitad, nos obligó a transformarnos. Hay quienes han sabido perdonar y entender los conflictos viendo reflejado en ellos una parte de sí, y quienes han encontrado venganza, rencor u odio sin permitir que el quiebre sea real. Pero más allá de todo y finalmente nos hemos transformado. Sin embargo, la despedida se alarga un poco más ya que Venus, planeta que rige los valores, los vínculos y el capital erótico, entró en la intensidad de este signo. 

La semana comienza con el Sol ya entrado en el signo de Sagitario. Este hecho es el que da luz a los cambios próximos que vendrán para el próximo año. La temporada de Sagitario propone hacer una síntesis de la experiencia y del viaje anual que hemos atravesado desde abril hasta ahora. Salir de las oscuridades del abismo interior para encontrar sentido a los hechos y desechos que hemos atravesado durante todo este 2020. La positividad de este signo habilita un velo de entusiasmo para lo que vendrá. Aquí no hay mal que por bien no venga. Aunque de tanto entusiasmo se puede caer en la negación que llevará a la negatividad. Celebrar no es relajar. Celebrar es reconocer y creer en que todos los sucesos han sido por y para algo. Es tiempo de conectar mente, cuerpo y espíritu para evaluar de qué estamos hechas y hacia dónde queremos ir. ¿Hacia dónde expandimos esta materia que nos compone?

Venus en Escorpio nos ayudará a transitar este período con cierta resonancia de crisis. Porque lo que hemos elaborado internamente en el último tiempo tendrá sus ecos en las relaciones más cercanas. Nos despierta un apetito sexual que tiene un origen profundo y ansias de entender aquello con lo que nos estamos vinculando más allá del placer carnal. Es el deseo de compromiso y de inmiscuirse en las crisis ajenas para entenderse a una misma. El tiempo se acelera y no hay tiempo para superficialidades que rebotan en un eco vacío. Por lo que bajar ciertas persianas será la respuesta más fácil, mientras que involucrarse en algunas historias de pasión amistosa, romántica o laboral será la demanda más insistente. Estas relaciones serán las que nos ayuden a entender misteriosas angustias y permanentes carencias de poseer. Porque Venus en Escorpio hará brotar las más profundas pasiones escondidas: ambición, éxito, dominación. Y nos llevará a transformarlas en una alianza para el mundo. La incomodidad será magnética y la angustia de no saber en qué deparará esta crisis tendrá nuestra atención cooptada. No es para nada recomendable caer en vicios de celos o competencias absurdas. Mejor será usar la paciencia, especular y soltar cuando ya no haya nada más que transformar. 

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